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Plasma rico en plaquetas

El PRP tiene una concentración de plaquetas 4-5 veces superior a la fisiológica. Los resultados confirmaron que el PRP estimula los fibroblastos de la piel. También es útil en el tratamiento de úlceras cutáneas, según un buen número de ensayos clínicos.

Está técnica promueve una estimulación del rejuvenecimiento facial. Presentando, los pacientes que se someten a ella, según estudios clínicos, unos niveles de hidratación del estrato córneo, tanto al mes como a los tres meses, significativamente superiores a los registrados por el ácido hialurónico, mejorando así mismo los resultados del pH y sebometría, y alcanzando un alto grado de satisfacción por parte de los pacientes.

Para obtener el PRP se extrae sangre del paciente, se centrifuga para conseguir esa fracción rica en plaquetas y se activa con cloruro cálcico, procediéndose a su infiltración a nivel dérmico inmediatamente, mediante micropunciones, con una aguja muy fina a nivel de la cara, manos y/o cuero cabelludo. Previamente se prepara la piel del paciente desmaquillándola y aplicándole anestesia tópica. Posteriormente se le colocará una mascarilla con el resto de la fracción no enriquecida para su absorción cutánea.

Es una técnica segura, en la que no se han descrito aparición de acontecimientos adversos graves. Los únicos efectos adversos registrados son, por orden de frecuencia:

  • Aparición de hematomas
  • Hinchazón facial
  • Hormigueos
  • Enrojecimiento facial
  • Durezas y dolor durante la aplicación del tratamiento.

Por lo tanto se puede afirmar que, habitualmente, non existe riesgos graves derivados de la utilización del PRP. Esta es, pues, una tecnología segura, fácilmente reproducible y aplicable, biocompatible y versátil, con una capacidad clínica demostrada para regenerar diferentes tejidos, entre ellos la piel.